21 oct 2009

Oportunidad .:. Primera Parte


[Penny]

Mi madre había salido a hacer algunos pendientes, por lo que me quede sola en casa. Días atrás quede de salir con un amigo que hacia mucho que no veía.
Ya casi se acercaba la hora de su llegada y empecé a sentirme algo nerviosa. Gabe no era un tipo súper guapo pero, algo en él siempre me atrajo. No sabía si era su cabello largo sensualmente despeinado, su sonrisa, que patinaba, su torcido sentido del humor o esos labios carnosos que me invitaban a sacar lo peor de mí.

Sonó el timbre de mi casa. Estaba tan metida en mis pensamientos que el sonido hizo que mi nerviosismo aumentara. Me dirigí hacia la puerta. Mire por el ojillo para verificar que era él. Y sí, efectivamente; vestía unos jeans oscuros, una playera negra debajo de una camisa de manga larga a cuadros negro y rojo, a juego con unos tenis negros de patinador. En su pie derecho recargaba su patineta vieja y sobre su hombro derecho una mochila. Insistió con el timbre y después golpeo la puerta con los nudillos. Respire hondo y abrí la puerta. Lo recibí con una sonrisa, él contesto de la misma forma.
-¡Hola! Pasa- dije mientras caminaba a la sala – Llegas muy temprano, aun no me he bañado.
-Si, no importa – decía mientras se sentaba y pasaba la mano por su cabello.
Reí por lo bajo. Verlo hacer su típico movimiento me hacia recordar lo tonta que me sentía al admitir mi atracción hacia él.
-Si quieres ver un poco de televisión en lo que me baño ahí esta el control. – le dije señalando la mesa de centro.
-Claro- y tomo el control remoto.
-Bien. No tardo – di media vuelta, camine hacia el baño.
Entre, me desvestí, saque una toalla y abrí las llaves del baño. Sentía como el agua caliente tocaba mi cuerpo e imaginaba que Gabe acariciaba mi piel. Escuche que abrían la puerta de la regadera. Y al voltear lo vi frente a mí en ropa interior…




[Gabe]

Afortunadamente me había encontrado con Penny aquel día. Y por suerte ella quería aprender a patinar y sabía algo de eso. Me sentía algo nervioso al momento en el que ella abrió la puerta con esa sonrisa radiante que me brindo al verme.
-¡Hola! Pasa, - me dijo, con esa voz enérgica y misteriosa, típica de ella. – Llegas muy temprano, aun no me he bañado – decía, mientras caminaba hacia su sala.
-Sí, no importa – en realidad, sí se me hizo algo temprano, pero es que tenia tantas ganas de verla, que mi cuerpo clamaba llegar antes para poder estar a su lado más tiempo.
-Si quieres ver algo de televisión, en lo que me baño, ahí está el control- señalo la mesa de centro.
A pesar de no estar arreglada o bañada como ella decía, a mi me parecía perfecta. Vestía un short holgado que le llegaba a media rodilla, una playerita lila con una estrella amarilla en la parte de arriba de la misma, justo arriba de su corazón. Ese pequeño detalle me hizo posar la mirada en sus pechos, veía como subían y bajaban al ritmo de su respiración. Era tan irresistible.
-Claro – pude decir, quite la mirada de sus pechos y la dirigí a sus ojos. Esos ojos color chocolate, casi negros adornados de una largas y tupidas pestañas negras.
-Bien, no tardo – dio media vuelta y camino hacia el baño. La mire alejarse e inevitablemente pase mi mirada desde su espalda hasta ese bonito y bien proporcionado trasero.
Mi mente comenzó a debrayar cuando escuche que abría la llave de la regadera. Imaginaba como el agua tibia corría por su cuerpo. Sus manos enjabonándose…
Sentía unas ganas inmensas de ducharme con ella. Deseaba poder verla desnuda, tocar todo su cuerpo. Seria capaz de besarle hasta el alma.
Sin saber exactamente lo que pasaría. Me puse de pie y emprendí el camino hacia su baño. A cada paso que daba para acercarme a mi sexy ángel, quitaba una prenda de mi cuerpo. Me quite la camisa, la playera, desabroche el botón de mi pantalón y con la punta de mis pies me quite los tenis. Tenía la mano en la cerradura de la puerta. Dudaba en entrar. Varias preguntas volaban por mi mente: “¿Le gustare?”, “¿Corresponderá mi deseo por ella?”. La más importante era saber si yo me atrevería a entrar. Quedando solo el boxer respire hondo, gire la perilla y entre.
Vi la silueta de su cuerpo, ella estaba de espaldas, se enguadaba el jabón de su cuerpo. ¡Dios! Me encontraba ahí, sosteniéndome solo con la excitación que me reglaba esa imagen. Abrí la puerta de la ducha y al instante ella volteo.

Su cuerpo húmedo era más hermoso de lo que mi pécora mente pudo siquiera imaginar. Primero vi sus ojos, que denotaban cierta sorpresa y picardía. Bajaba la mirada. Encontré sus senos, simplemente apetitosos. Me aventure a bajar más la mirada, tope con su ombligo, llamo mi atención un pequeño lunar cerca de éste. Que me invitaba descaradamente a la perdición. Mi mirada cínica bajo hasta la parte media de su cuerpo. No quería quedarme ahí, bueno en realidad si, pero necesitaba mirarla toda. Vi sus piernas y por fin llegue a sus pies. Y de nuevo y lentamente escanee en mi memoria todo su cuerpo.

1 comentario:

Aleatoria dijo...

Aaaah!
Muy buen blog Prim!!

Me agradó, si si

Escribes re interesantemente... ahora te leere asiduamente :]

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