No pude siquiera resistirme a tocarlo. A rozar un poco su brazo. Es tan irresistible, que el simple tacto de su mano hace que mi interior arda. Siento un cosquilleo surgir entre mis piernas, tan dulce y doloroso que me hace desear más y más.
Demasiado, muy apetitoso. Tocar sus labios fue más… no puedo describirlo. Me traiciona el instinto. Necesite mucho control para no volcarlo en la oscuridad y hacerlo gemir de placer. Use todas mis fuerzas para mantener mis manos quietas. La necesite mucho más al sentir el calor de su cuerpo a mi lado.
Mi pasión me posee por completo estando con él. ¿Qué puedo hacer ante eso? ¿Ante él? ¿Ante todo eso que despierta en mí?
Imaginar lo que le pude haber hecho hace que se me haga agua la boca. Me excita el sólo pensarlo. ¡Maldita sea! Me pregunto cómo pude aguantar estar a su lado tanto tiempo sin probar el sabor de sus labios. Me pone mal saber que me resistí. Que nos resistimos. No habrá otra sesión de resistencias. No más. Nunca más…
15 oct 2009
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