Tome su mano con nerviosismo. Su calidez me lleno por completo. Solo la podía ver a ella. Ax, había desaparecido de mi visión. Solo era ella, Penny, con su sonrisa radiante, sus ojos casi negros, sus labios rojizos en demasía antojables.
El tacto de su piel fue una descarga eléctrica para mi cuerpo. Le devolví su mano, seguro comenzaba a verme como un tonto al no soltarla.
No quería soltarla, ansiaba jalarla al rincón más cercano y plantarle unos besos que la hicieran percatarse del deseo que despertaba en mí.
-Bien- la voz de Ax, me regreso a Tierra.
-Ahora que por fin soltaste su mano, me la llevo para que conozca a los demás.
¿Qué? ¡No! ¡Déjala conmigo!
-Claro- fue lo único que logre decir.
No quería que la alejara de mí. La tomo de la mano arrastrándola a través de la sala. Escuche un leve “Nos vemos”.
Los vi caminar. Mire su espalda y también sus caderas contoneándose un poco, mi cuerpo ardió aun más.
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Mis ojos la buscaban entre los invitados. Había tanta gente. No la encontraba. No pudo haberse ido, aun era temprano. Empecé a desesperarme.
Una melódica voz hizo que diera media vuelta.
Platicaba con varias personas. Reían mucho, su sonrisa era única, su voz era música para mis oídos.
Me dirigí hacia su grupillo de risas, dispuesto a invitarla a bailar. El hecho de imaginar mi mano en su cintura o en su cadera o en todo su cuerpo, me hacia agua la boca.
Me encontraba a unos cuantos pasos de ella, cuando un individuo de cabello largo vestido de Griego, medio desnudo, la tomo de la mano remolcándola al centro de la sala, al intento de pista de baile.
Sonaba una música rápida, muy rítmica, el monstruo en mi interior soltó un rugido burlón, sabía que no podía tocarla. No con ese tipo de música.
Veía como movía su cuerpo llevando el ritmo con sus caderas. De vez en cuando el sujeto se acercaba a su oído y le decía algo, con lo que ella respondía sonrojándose, haciéndola verse todavía más preciosa.
La música de fondo cambio abruptamente, causando un bajo susurro. El ritmo era lento, obligando a los bailarines a tomar a sus parejas más de cerca.
¡No! Esto no podía pasarme.
Se ruborizo aun más. Parecía que negaba con la cabeza. El tipo la animaba a seguir bailando, pero ella continuaba negándose. Ya no insistió más, la tomo de la mano y se dirigieron a sus amigos.
Tenía la oportunidad de invitarla a bailar. No era un buen bailarín, pero me defendía.
-Hola- salude, mirando a todos. Respondieron mi saludo con sonrisas o asintiendo con la cabeza-. ¿Bailamos?- le ofrecí mi mano, con la palma hacia arriba. Con una sonrisa la miraba a los ojos.
Miro mi mano, después mi cara, fijo sus ojos en los míos sonriendo tímidamente.
Espere.
No fue mucho tiempo desde que había llegado ahí, pero comenzaba a sentirme como un idiota con la mano estirada.
Sentía la mirada de todos clavada en mí.
-Sip- tomo mi mano. Su calidez en mi cuerpo hizo que mi alma suspirara. La lleve a la pista. Las canciones lentas aun sonaban. Que suerte.
Quedamos frente a frente, aun tomados de la mano.
-No se bailar- admitió. Se ruborizo. Sonreí. No me parecía que no supiera bailar, esos movimientos que hacia hace unos momentos, me levantaban el animo en todos los sentidos. Fruncí un poco los labios. Ella bajo la mirada. Tome su barbilla con la mano libre. Esos preciosos ojos oscuros me miraban. Eran enigmáticos. A simple vista se veían tristes, cautelosos, tímidos. Pero en el fondo destellaban fuego, eran pura pasión.
-Solo muévete como hace unos instantes- le dije muy cerca. Olía a chocolate y un poco de coco. Llene mis pulmones de su esencia. Ahora podría recordarla siempre. Su mano derecha la lleve a mis hombros, tome su otra mano entre la mía, mi mano libre lentamente la baje a su cintura.
5 sept 2010
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1 comentario:
Me pasa cuando te leo, que me haces sonreírme todo el tiempo.
Penny sabe elegir, oh sí!!...imagínate al griego bailando una lenta...zas!
Un beso enorme
T.
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