...Jacob...
Pronto llegaría a la cima y la arrastraría conmigo.
Me dedique a embestirla con fuerza, mientras que ella apretaba los ojos, formulando una dulce mueca en su rostro. Besaba y lamia su cuello y senos, ella gemía y gritaba mi nombre.
Me estaba volviendo loco, la tome de las muñecas y subí sus manos arriba de su cabeza, con una de mis manos aprisionaba las de ella y la otra la deslice por todo su cuerpo, baje hasta su ombligo, después un poco más…
Mis sentidos no podían soportar su dulce voz pidiéndome más. Me convertí en un esclavo de sus exigencias.
Sus pechos brincaban, lo que me provoco mucho más. Tenia mi mano en su húmeda entrada, la toque estimulándola aun más…
-¡Dios!-grito.
Enredo sus piernas en mi cadera, clavando levemente uno de sus tacones en mi trasero, aquello me exccito más. Se veía tan sexy con su ligero, medias y tacones puestos. Me estaba volviendo un maldito depravado solo por ella. Por oír sus jadeos y gemidos, por ver su rostro contraído, por tocar cada rincón de su deliciosa anatomía, por hacerla humedecer a cada roce de mis manos…
-¡Jacob!- grito de nuevo- Más…- exigió.
Arremetí con furia. Haciéndola llegar al límite. Sentí un fluido húmedo en la mano con la que acariciaba su centro.
Su cuerpo y el mío se tensaron al unísono. Apretó con fuerza sus piernas a mí alrededor…
Entre y salí de ella, entrando con mayor potencia…
-Ohhh…- jadeo. De nuevo sentí húmeda mi mano. Se había venido de nuevo.
Gruñí su nombre cuando una avalancha de éxtasis callo sobre mí.
Solté sus manos y lamí la mano que tenia en su centro. Que sabor tan delicioso….
Le di a probar de su ser, ella paso su lengua por mis dedos. Sonriendo la bese.
Me deje caer en ella. Después me gire en un costado y la abrace con fuerza. Las palpitaciones de su centro se fueron calmando. Y nuestros corazones también.
Entrelazo sus piernas con las mías.
Permanecimos así un tiempo. Hasta que su voz rompió ese tranquilo silencio en el que acariciaba su espalda.
-No creo que nos extrañen en la fiesta ¿verdad?- tenia sus pequeñas manos en mi pecho.
-No, no lo creo- tome su mejilla-. Lo que extraño es esto…- la bese con desesperación.
-Ya no lo extrañaras…- subió en mi, trazando un camino con su lengua a mi miembro, que de un solo movimiento metió en su boca…
Haciéndome viajar al infinito con ella de nuevo…
Me dedique a embestirla con fuerza, mientras que ella apretaba los ojos, formulando una dulce mueca en su rostro. Besaba y lamia su cuello y senos, ella gemía y gritaba mi nombre.
Me estaba volviendo loco, la tome de las muñecas y subí sus manos arriba de su cabeza, con una de mis manos aprisionaba las de ella y la otra la deslice por todo su cuerpo, baje hasta su ombligo, después un poco más…
Mis sentidos no podían soportar su dulce voz pidiéndome más. Me convertí en un esclavo de sus exigencias.
Sus pechos brincaban, lo que me provoco mucho más. Tenia mi mano en su húmeda entrada, la toque estimulándola aun más…
-¡Dios!-grito.
Enredo sus piernas en mi cadera, clavando levemente uno de sus tacones en mi trasero, aquello me exccito más. Se veía tan sexy con su ligero, medias y tacones puestos. Me estaba volviendo un maldito depravado solo por ella. Por oír sus jadeos y gemidos, por ver su rostro contraído, por tocar cada rincón de su deliciosa anatomía, por hacerla humedecer a cada roce de mis manos…
-¡Jacob!- grito de nuevo- Más…- exigió.
Arremetí con furia. Haciéndola llegar al límite. Sentí un fluido húmedo en la mano con la que acariciaba su centro.
Su cuerpo y el mío se tensaron al unísono. Apretó con fuerza sus piernas a mí alrededor…
Entre y salí de ella, entrando con mayor potencia…
-Ohhh…- jadeo. De nuevo sentí húmeda mi mano. Se había venido de nuevo.
Gruñí su nombre cuando una avalancha de éxtasis callo sobre mí.
Solté sus manos y lamí la mano que tenia en su centro. Que sabor tan delicioso….
Le di a probar de su ser, ella paso su lengua por mis dedos. Sonriendo la bese.
Me deje caer en ella. Después me gire en un costado y la abrace con fuerza. Las palpitaciones de su centro se fueron calmando. Y nuestros corazones también.
Entrelazo sus piernas con las mías.
Permanecimos así un tiempo. Hasta que su voz rompió ese tranquilo silencio en el que acariciaba su espalda.
-No creo que nos extrañen en la fiesta ¿verdad?- tenia sus pequeñas manos en mi pecho.
-No, no lo creo- tome su mejilla-. Lo que extraño es esto…- la bese con desesperación.
-Ya no lo extrañaras…- subió en mi, trazando un camino con su lengua a mi miembro, que de un solo movimiento metió en su boca…
Haciéndome viajar al infinito con ella de nuevo…