Recuerdo tu mano deslizandose por todo mi cuerpo. Por mi cuello, mis senos, mi vientre y más abajo. Quedandose un rato ahi, saboreando mi ser. Y cuando estoy a punto de estallar… despierto. Sí, de nuevo ese delicioso sueño. Me incorporo en la cama algo frustrada, pero hoy te veré. Podré soñar de nuevo contigo.
Caminamos juntos por esta gran ciudad. Pasamos uno de esos aparadores de lencería, me miras con el rabillo del ojo, quizá preguntándote si estoy interesada en adquirir alguno de esos diminutos conjuntos de encaje negro. Volteo a verte, me regresas la mirada con esos ojos de pervertido que me seducen al máximo. Entre cierro un poco los ojos, frunzo los labios, sonrío y tomo tu mano, separo un poco tus dedos, mi objetivo tu dedo medio. Mirándote a los ojos introduzco tu dedo en mi boca. Abres un poco tus labios, debido a la sorpresa de mi acto. Me importa un comino si la gente que pasa a nuestro lado nos mira. Saco tu dedo de mi boca, lo muerdo un poco, lo beso en la punta y lo introduzco de nuevo. Muerdes tu labio inferior. Repito lo mismo un par de veces. Finalmente saco tu dedo de mi boca y te brindo una mirada sin vergüenza.
Me alejo de ahí con paso decidido. Sigues ahí de pie aun sorprendido supongo.
-¿Qué? ¿No vienes?- pregunto
-Ehh… sí, espera- respondes, aturdido aun.
Reanudamos la caminata.
-Muero por sentarme en ti – confieso
-¿ehh? ¿Cómo dices? – dices con los ojos bien abiertos
-Que me muero por sentarme, busquemos una banca – contesto con una risa contenida. Sé muy bien lo que dije, solo quería ver tu reacción.
Encontramos una banca. Nos sentamos, aun tengo tu mano entre las mías.
-Bésame – te exijo, falto poco para que lo gritara.
Sonríes, tomas mi rostro entre tus manos, tomas un mechón de mi cabello, juegas con él. Puedo ver tus ojos, muy cerca de mí. No aguanto más, avanzo un poco… por fin mis labios se encuentran con los tuyos. Ya me hacías falta. Meto mi lengua en tu boca, busco desesperada la aprobación de tu lengua. Sí, aquí estas. Es la primera vez que saboreo tu lengua.
-Vámonos, no hay nadie en mi casa- decimos al unísono.
Tomamos un taxi. Dirección: tu cama.
Apenas entramos y ya te estoy quitando la playera. Dios, por qué usas dos. ¿Intentas matarme? Me hinco frente a ti, desabrocho ese cinturón que usas. Hey! Que lindos boxers: morado, mi color favorito. Bajo tus pantalones. Dispuesta a comerte enterito. Te acaricio hasta que te pones duro. Alzo la mirada, estas jadeando. Me incorporo, te beso, me besas, nos besamos.
Me llevas hacia tu cuarto, desesperado. Te deshaces de mi blusa. Mi respiración se altera al ver que me miras.
-Mejor de lo que imagine- sueltas entre jadeos. Vuelves a besarme, tus manos recorren mi espalda, bajan y se sitúan en mi trasero. Entonces me cargas. ¡Caramba! ¿De donde sacaste tanta fuerza? Chocamos con una pared. Volteo a ver con que chocamos: una foto familiar.
-No quiero público, mientras te hago mío. Llévame a tu cuarto- te ordeno
-Por su puesto- sonríes.
Me llevas casi corriendo.
Me miras al rostro, mientras tus manos ágiles me quitan el pantalón, los tenis… me dejas en ropa interior. Me besas, bajas por mi cuello, mis hombros, mi pecho… te quedas ahí, jugueteando con mis senos, yo jadeo más y más.
Arrascas mi sostén, sigues tu camino me arrojas a la cama, quitas de tu ruta mi ropa "intima". Tientas la zona con dedos curiosos, al tiempo que suelto un gemido de aprobación. Así que comienzas a besarme.
-¡ya! Basta… te, te necesito en mi- logro decir.
Te detienes. Avientas tus boxers, sacas protección de un cajón, abres su empaque…
-yo… yo te lo pongo ¿si?- te pido
-Claro…-
Te coloco el condón con la boca, sueltas un gemido contenido. Regreso a la cama; te posas encima de mí…
Siento como tu miembro entra en mi, te mueves a un ritmo cadencioso. Mi turno de estar arriba. Tomas mis senos entre tus manos, te incorporas y los besas. Muerdes mis labios y mis pechos también.
Finalmente, llegamos al clímax. Me derrumbo en ti. Respiramos entre jadeos y besos.
-Eres el mej…- colocas un dedo en mis labios, de forma que no hable más.
-Tengo más condones- dices, alzando una ceja.
Paso mi lengua por tus labios... y comenzamos de nuevo.
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